PSICOLOGIA Y EMBARAZO.

PSICOLOGIA Y EMBARAZO. Ma/Paternar

Lic. Daniela Gastaldi

Licenciada en Psicología. Especialista en psicología perinatal, Profesora, Supervisora clínica, Docente Universitaria y de Posgrado. Conferencista nacional e internacional, directora y docente de Psicología Perinatal Argentina.

PSICOLOGIA Y EMBARAZO. Ma/Paternar

El Dr. Juan Larban Vera (Profesor del Máster Oficial en Psicología y Psicopatología Perinatal e Infantil de la Universidad de Valencia), en su artículo: “Acompañamiento psicológico y emocional de la madre, el padre y el bebe durante el periodo perinatal”, desarrolla cuestiones que acontecen a nivel psíquico en relación con el embarazo y es necesario que sean tenidas en cuenta por los profesionales que asisten a las familias en dicho proceso.

He aquí un resumen de algunos de sus desarrollos teóricos:

EL HIJO EN EL DESEO DE LOS PADRES:

El ser humano está inserto en las mallas de la filiación y esto hace que el hijo se inscriba en una cadena de transmisión generacional de deseos, de fantasías conscientes e inconscientes y de mitos. Los padres transmiten no solamente un capital genético-constitucional sino también una herencia cultural.

La prehistoria de la maternidad y paternidad se inscribe en el curso de los diferentes estadios o fases del desarrollo infantil de la futura madre y del futuro padre. Condiciona en cierta medida el desarrollo del deseo de tener un hijo, de ser padres, y también, el desarrollo del embarazo y del parto, así como de las primeras relaciones padres-hijo.

Ser padres supone asumir la reactivación de una doble identificación presente en el mundo interno de todos los padres:

– Por un lado, la reactivación de la identificación latente a la imagen interna del niño que hemos sido, del hijo que somos internamente y del que hubiésemos querido ser.

– Por otro lado, la reactivación de la identificación latente a la imagen interna de nuestros propios padres, los que hemos tenido, los que tenemos internamente y los que nos hubiese gustado tener.

La reactivación de las identificaciones parentales se efectúa también con respecto a la imagen de la función parental interiorizada (relación a tres) y a la imagen de la función materna y paterna también interiorizadas (relación a dos).

La constitución de lo parental, de lo materno y de lo paterno, es fruto de las identificaciones conscientes e inconscientes de los hijos hacia sus padres. La forma en que los padres se sienten, se ven y se aprecian a sí mismos como personas, como futuros padres y como pareja, es otro elemento importante a la hora de valorar los factores de riesgo y la capacidad de resiliencia, en cuanto a la evolución de la interacción padres-hijo.

El deseo de tener un hijo está ligado al deseo de vida, de inmortalidad, y a la transmisión generacional.

TRANSMISIÓN PSÍQUICA GENERACIONAL

Con respecto a la transmisión psíquica, precisaré que designa tanto los procesos como las vías y los mecanismos mentales capaces de operar transferencias de organizaciones y contenidos psíquicos (conscientes e inconscientes) entre distintos sujetos, y particularmente, de una generación a otra o a través de generaciones, así como los efectos de dichas transferencias.

La transmisión de los contenidos psíquicos inconscientes entre, y a través de las generaciones, se realiza mediante los mecanismos de identificación.

Dichos mecanismos son los que aseguran la transmisión inconsciente de generación en generación, y se apoyan sobre las capacidades de identificación del niño, las cuales no son asimilables a la mera imitación consciente.

PADRES-HIJO DURANTE EL EMBARAZO

La crisis de identidad que vive la madre durante el embarazo desencadena modificaciones de la personalidad y del carácter ya que todo el mundo interno de la mujer embarazada cambia. La madre tiene una sensación de vulnerabilidad importante ya que deja de tener una idea precisa de los límites de su cuerpo y de su apariencia para los demás, es decir, de su imagen.

El embarazo sería para la madre como una serie de tareas sucesivas de incorporación, diferenciación y separación del feto:

– Aceptarlo primero en su propio cuerpo,

– Luego darse cuenta de que no forma parte de ella misma, y

– Posteriormente, separarse de él.

A este proceso le correspondería:

– La ambivalencia del primer trimestre,

– La presencia del otro en su cuerpo intensamente vivida en el segundo trimestre, y

– El duelo y la separación que serían por anticipación las vivencias esenciales del tercer trimestre de la mujer embarazada.

Hacia el final del embarazo, aparecen muy frecuentemente miedos a que el hijo no sea normal y a no soportar el dolor del parto.

Tras estos miedos subyacen las dificultades de separación de los dos cuerpos y la necesidad intensa de sentirse protegida y segura, además de sentirse cuidada por la familia, el marido, y el sistema socio-sanitario.

En este sentido, el apoyo y ayuda de las respectivas familias de origen y en el caso de la futura madre de su propia madre, es muy importante. El apoyo y ayuda del marido o pareja, todavía lo es más.

Con él se establece más claramente la diferenciación entre las familias de origen y la propia. La implicación del marido proporciona elementos nuevos de cuidados (físicos, emocionales y psíquicos) que eviten o contengan la repetición de conflictos primitivos entre la futura madre y su propia madre.

La preparación al parto podría ser utilizada como un apoyo psicológico y emocional que ayude a los futuros padres en su función de integración de roles y de funciones parentales.

La participación activa de los padres en el proceso de preparación al parto que normalmente realizan las comadronas sería un recurso preventivo de primer orden en cuanto a la evitación de interacciones de riesgo si se pudiese trabajar preventivamente en estos grupos de futuros padres con sus deseos, miedos, expectativas y fantasías, tanto conscientes como inconscientes, a través de la relación psico-emocional virtual que establecen entre ellos, con el grupo de padres, y con su hijo por nacer.

La preparación al parto, incluyendo su dimensión de acompañamiento psicológico y emocional de los padres “embarazados” podría ser enfocada en el plano simbólico, como un ritual actualizado, psicológico y social, de transición hacia la parentalidad.

Ritual que sería muy útil a nivel preventivo, sobre todo para los padres que inician con “su” primer embarazo, el proceso de parentalización.

RITUAL Y SÍNDROME DE LA COVADA

En algunas sociedades primitivas, durante la perinatalidad, la inclusión del padre en el proceso de parentalización se realiza mediante rituales de paso de un estado psicosocial a otro.

Sirven de ayuda para paliar la exclusión del padre de la maternidad biológica y contener el posible sentimiento de envidia, o para canalizar los celos y rivalidad ante un hijo que acapara la atención de la madre.

Mediante el ritual, se le hace partícipe, por identificación con el estado psico-emocional especial que vive la madre durante su embarazo, implicándole por ejemplo en el tabú de la caza, con la prohibición de cazar o de comer carne de caza.

También hay rituales como el de la “Covada” que incluyen al padre en el proceso del nacimiento de su hijo, contribuyendo a restaurar su narcisismo herido por la envidia, al hacerle partícipe de cuidados especiales tales como el permitirle, acostado en la cama durante un tiempo determinado, recibir los parabienes y felicitaciones de familiares y amigos. En Ibiza se practicaba este tipo de ritual.

En otros lugares como el norte de África, el ritual consistía en entregarle al padre a su hijo tras el nacimiento, y éste, acogiéndolo en su regazo, le soplaba su aliento sobre los diferentes órganos de los sentidos. Vemos claramente en este ritual el hecho simbólico de participar en el proceso de darle la vida a su hijo.

Sin estos apoyos psicosociales ritualizados, el padre puede sentirse excluido y muy solo en el proceso de parentalización, con la emergencia, como ocurre de forma más visible en el caso de la madre, e ansiedades y conflictos primitivos inconscientes, asociados a su propia infancia como bebé, y al maternaje recibido, que habían permanecido latentes hasta entonces.

Debido a esta falta de apoyo, no es infrecuente el desencadenamiento de patología y psicopatología en el padre. Trastornos como el de una obesidad importante localizada en el abdomen, hinchazón abdominal provocada por acumulación de gases intestinales, expulsión de cálculos renales, así como la aparición de otros trastornos de carácter más psicopatológico tales como los adictivos, depresivos y ansiosos, formarían parte de lo que llamamos “Síndrome de la Cuvada”.

Este conocimiento de lo que significa y representa el ritual de la a Covada, (del francés “couver”, que significa, “incubar”) puede dotar de nuevo significado la preparación al parto actual, facilitando la incorporación e implicación del padre en el proceso de la perinatalidad, sirviendo de apoyo:

– Al niño, porque significa que el padre se hace presente desde el comienzo de su vida y lo incorpora a sus primeras sensaciones y vivencias. Permite que se establezcan los primeros lazos afectivos, que son los fundacionales, con sus dos progenitores y no sólo con la madre.

– Al padre, porque le permite la elaboración interna que requiere su transformación en “padre”. Le evita además, la aparición de patología y psicopatología asociada a su dificultad de asumir en soledad, su función parental, “Síndrome de la Covada”.

– A la madre, porque la presencia cercana del padre significa un insustituible apoyo, contención y garantía de futuro, facilitándole una relación más equilibrada con su maternidad.

PREVENCIÓN ANTENATAL

Me parece fundamental señalar la importancia de los cuidados del sistema terapéutico dirigidos a los padres, y en especial a la persona que ejerce la función materna, para lograr una adecuada prevención primaria y secundaria, detectando y modificando precozmente situaciones de riesgo interactivo de carácter repetitivo y acumulativo que pueden evolucionar hacia desviaciones psicopatológicas de graves consecuencias para nuestros niños, su futuro y el de sus familias, así como para la salud pública.

Esto implica en el sistema sanitario, la colaboración interdisciplinaria y multiprofesional entre ginecólogos-obstetras, comadronas, pediatras, psiquiatras y psicólogos infante-juveniles, para evitar que fallen los cimientos de los padres del mañana.

*No podría estar más de acuerdo con sus planteos, Dr. Juan Larban Vera. Siempre es placentero y de gran aprendizaje adentrarse en sus lecturas.

Lic. Daniela Gastaldi, Psicóloga, Especialista en Psicología Perinatal

Directora de “Psicología Perinatal Argentina”, Instituto Interdisciplinario de Educación a distancia.

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Administradora de “Red Argentina Interdisciplinaria de Vínculo Temprano”. https://m.facebook.com/groups/redvinculotemprano

Profesional a cargo de “Psicoperinatalidad”, Espacio de Asistencia Psicológica, Docencia y Supervisión Clínica

Prof. de “Desarrollo Psíquico Temprano y Cuidado Parental”, Universidad Salesiana

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